Las letras nacen como método alternativo a la palabra hablada, si bien es cierto que al principio no se trataba de letras sino más bien de pictogramas o dibujos icónicos. Estos fueron los antecesores de las letras que fueron evolucionando de diversas maneras en las diferentes culturas dejándonos hoy lo que conocemos como alfabetos o abecedarios.
Si nos centramos en la escritura Occidental, la tipografía escrita a mano comenzó con los escribas, monjes y estudiosos de la época que re-escribían a mano sobre todo libros religiosos para generar copias. Ya en el s.12 comenzaron las primeras planchas xilografías o los grabados en madera que permitían realizar copias con mayor velocidad.
Pero no fue hasta el s.XV con la invención de la imprenta por Johannes Gutenberg, que se revolucionó el mundo de la divulgación escrita.
El genio alemán Gutenberg pensó que sería una buena idea crear con moldes las tipografías en metal, de tal manera que cualquier impresor pudiera juntar unas cuantas y componer palabras.
Este sistema inventado por Gutenberg permitió el acceso a la palabra a muchísima más gente, consiguiendo más por la alfabetización mundial de lo que nadie ha conseguido nunca. Este método fue tan aceptado y usado que perduró hasta bien entrada la década de los 70’s.
Pensemos en que el mensaje que queremos transmitir es un regalo, y la tipografía en la que está escrito es el paquete en el que viene envuelto. Evidentemente el contenido del regalo (texto) te ha de gustar, pero influirá mucho el paquete y todo lo que lo envuelve en la percepción final del regalo.
La tipografía en ocasiones ha de cumplir una función casi invisible, transparente ante el lector. Si el lector no se ha dado cuenta de una tipografía dentro de un cuerpo de texto informativo, revista, diario, web… es seguramente una buena noticia.
La tipografía que usamos para cuerpos de texto donde el lector ha de absorber la información, ha de ser casi imperceptible, es importante que no absorba el protagonismo e interfiera con el ritmo de lectura.
Por otro lado la tipografía también puede ser un elemento decorativo, una llamada de atención, una manera de desviar la mirada hacia donde el autor quiere. Los titulares, las letras capitulares, son dos grandes ejemplos de cómo usar una tipografía decorativa para orientar al lector respecto al orden de lectura.
En el artículo Cómo elegir una tipografía para tu marca, explicamos diferentes factores importantes de la tipografía cuando esta va a representar tu marca.
Cuando hablamos de un grupo de letras que comparten unos rasgos específicos, nos referimos a ellas como un “tipo de letra” o como una “fuente”. Cada letra que compone esta fuente se forma por uno o más de uno de los siguientes elementos: Gracia, asta ascendente, asta descendente, contraforma, barra y brazo.
Gracias a ese conjunto de elementos que tienen en conjunto una familia tipográfica podemos diferenciarlas en grandes rasgos como; las Romanas y las Sans Serif.
Para hacerlo fácil vamos a dividir las tipografías en tipografías Romanas (con Serif) o tipografías de Palo Seco (Sans Leif).
carácter más moderno
, dentro de las tipografías de palo seco podemos encontrar diferentes variedades; Grotescas, neogóticas, geométricas y humanísticas.Como podemos apreciar en la imagen, las tipografías con serifa tienden a tener un aspecto más clásico y elegante, aunque como sabemos en el diseño nada es blanco o negro, a una tipografía con serifa se le pueden dar miles de usos para crear un resultado moderno y rompedor. Aquí vemos un ejemplo de cómo una tipografía con serifa combinada con una maquetación moderna puede dar como resultado un diseño muy actual y para nada clásico.
No podemos dejar pasar dos tipos de tipografía que no entrarían en ninguna de las dos grandes categorías que serían:
Script: Es toda aquella tipografía realizada a mano o que imita el diseño de la caligrafía.
Display: Son tipografías que además de cumplir su función de legibilidad también son impactantes por sí solas. Suelen utilizarse a gran tamaño puesto que sus ornamentos impedirían la legibilidad a un menor tamaño.